Si estás pasando por una etapa de confusión respecto a la salud de un ser querido y su relación con el alcohol, entonces has llegado al sitio indicado. En primer lugar, quiero decirte que ya diste el paso más importante, buscar ayuda. No cualquiera se atreve a aceptar la situación y tomar cartas en el asunto. Por fortuna, hay signos y síntomas que advierten que una persona está siendo presa de la bebida. Antes de sacar conclusiones, te invito a leer las siguientes líneas. ¿Cómo saber si alguien es alcohólico?
Lo cierto, es que el alcohol ha tomado una posición peligrosa en la sociedad, un punto medio. Lamentablemente, existe la posibilidad de que la persona cruce las redes y caiga en lo que se conoce como adicción. A veces, la bebida es vista como algo inofensivo, relajante y hasta divertido. ¿Qué hay de malo en tomar un par de copas después del trabajo? El problema no es el alcohol, es la manera en la que lo beben, cuando se sale de control, la persona puede perder mucho.
Hay alcohólicos sociales, los que beben con los amigos, en las fiestas o reuniones, pero como parte de su rutina. Esto quiere decir que no hay fin de semana que no terminen fuera de sus cinco sentidos, gracias a la bebida De acuerdo, a las estadísticas de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias, 5 de cada 10 adolescentes consumen alcohol.
¿Qué hay detrás del “No pasa nada”?
Sé honesto, ¿Cuántas veces no has escuchado decir a alguien que no pasa nada? Un poco de alcohol no le hace daño a nadie. Así se comienza y luego no pueden lidiar con el exceso. De hecho, la mayoría de los alcohólicos no están listos para asumir su enfermedad, ingenuamente creen que siguen teniendo el timón de su vida, pero no es real. El alcohol puede modificar negativamente la manera en la que se desenvuelve un ser humano. Por ende, se considera una de las enfermedades de salud más preocupantes.
Lo sé, pocos se atreven a decirlo tal cual, pero hoy te invito a hacer conciencia, a que comprendas que el alcohol es la droga que más ha arrancado vidas en el mundo. No solo se trata de las pérdidas, hay quienes siguen vivos, pero con toda su esencia destrozada, mendigando por una copa. ¿Estás preocupado?, ¿Crees que tu familiar, amigo o pareja, tiene problemas con el alcohol? Quédate conmigo, porque te voy a guiar de manera correcta para que puedas enfrentar la situación, sin miedos, con la seguridad por delante. No está solo y tampoco tu ser querido.
Señales de que una persona es alcohólica
Antes de entrar de lleno a los síntomas del alcoholismo, quiero explicarte que aunque te cueste entenderlo, tu ser querido necesita que le digas que no es su culpa. Desafortunadamente, cayó en las redes de una sustancia psicoactiva, lo que significa que las posibilidades de volverse dependiente son muy altas. Si tu ser querido últimamente está teniendo comportamientos extraños o excesivos, respecto al alcohol, quizás es momento de ayudarlo.
Cuando la persona pierde el control sobre la bebida, lucha contra una necesidad inmediata, quiere que el alcohol le produzca ese efecto de bienestar, da igual si sólo es por un rato. De alguna manera, se vuelve más fácil sumergirte en el mundo de una droga, que enfrentar la realidad. Esa es la razón por la que cuando intenta dejar la bebida no puede. El período de abstinencia es mucho más que decir que ya no lo volverá a hacer. Suspender rápidamente su consumo tiene consecuencias fuertes para el alcohólico, por eso se presentan las recaídas.
La negación
Ahora bien, es muy común que el alcohólico entre en negación. De ahí que buscará la manera de justificar su adicción, minimizando la bebida que ingiere. Por ejemplo, cuando dicen que el vino no tiene el mismo daño y que sólo es de vez en cuando. Así que quiero dejar claro que el consumo de alcohol es preocupante desde el primer momento que pone en riesgo la seguridad o el bienestar de la persona. Particularmente, cuando se da lo que se conoce como atracón, es decir, la mezcla de bebidas en un período de tiempo muy corto.
Entonces, ¿Cómo saber si es momento de poner un alto? Definitivamente, conoces a tu ser querido, sabes cuando está sobrio y lo diferente que se comporta con o sin alcohol. Si ya presentó un cambio drástico en su vida diaria, es posible que tenga mucho más que problemas con la bebida. De hecho, lo que comienza como un trastorno leve puede convertirse en algo grave.
Síntomas de alcoholismo
Como en cualquier otro tipo de adicción, el consumo de alcohol tiene tres posibles etapas: leve, moderada o preocupante. Esto depende del estado en el que el alcohólico se desenvuelve dentro de la sociedad. Hay alcohólicos que ya no pueden controlar la cantidad que beben, siempre quieren más y más. De hecho, es posible que en su momento tocaron fondo, al menos, eso aparentaron, pues ya han prometido infinidad de veces que no lo harán de nuevo, pero vuelven a caer.
Si para tu ser querido el alcohol ya se volvió algo indispensable, es una señal de preocupación. ¿Le está dedicando mucho tiempo a beber? Es posible que tenga comportamientos repentinos, en los que tiene demasiadas ganas de beber. Sus antojos cada vez suben de nivel, es una ansiedad que les exige la acción, para sentirse cómodo. Si esa persona ya empezó a presentar problemas en el trabajo, en su hogar o en la escuela, debido a su consumo de alcohol, es momento de atenderlo.
Problemas sociales, personales y laborales
El alcohólico no sólo tiene que enfrentar problemas físicos por su enfermedad, también personales, sociales y laborales. Llega un punto en el que es tanta su desesperación, que deja de lado todo, incluso pasatiempos saludables.
Por otro lado, consumir alcohol descontroladamente también pone en riesgo a terceros, no sólo hablo de los familiares y amigos cercanos, que claramente, la pasan muy mal. También, del peligro que corren el resto de las personas al convivir con alguien que no está sobrio y que se atreve a conducir, por ejemplo.
Es posible que tu ser querido alcohólico ya haya intentado dejar el vicio, pero regresa, porque son pocos los que toleran el proceso de abstinencia sin un guía. Es decir, la persona experimenta cambios muy bruscos como: sudoración, calambres, náuseas, vómito, dolor de cabeza, entre otros síntomas.
Qué pasa cuando se bebe alcohol
Beber grandes cantidades de alcohol en poco tiempo, no sólo puede provocar náuseas y vómito. También afecta en la respiración, la frecuencia cardíaca, cambia la temperatura corporal y todo esto puede llegar a provocar que la persona entre en estado de coma e incluso pierda la vida. Definitivamente, el consumo prolongado de alcohol tiene consecuencias graves a nivel físico. Para empezar se produce una inflamación en el páncreas y el hígado.
Además, hay casos en los que hay sangrado en el estómago o esófago. Eso sin contar que un posible cuadro de desnutrición es latente. Sin embargo, de lo que pocos hablan es que hay alcohólicos que han terminado luchando contra cáncer de hígado, colon, esófago y cuello.
Desde luego, cuando la persona bebe alcohol, experimenta una sensación de saciedad y relajación. Sin embargo, hacerlo en exceso puede provocar problemas de presión arterial y anomalías cardíacas.
El alcohol daña mentalmente
Como te mencioné anteriormente, el alcohol tiene consecuencias psicoactivas, es decir, sus efectos actúan directamente sobre las funciones del sistema nervioso, causando cambios en las emociones, la conducta y los pensamientos de la persona. El alcohólico no razona de la misma manera, porque sus neuronas se ven afectadas.
El alcoholismo agudo y la abstinencia
Sin duda, una de las peores cosas que puedes hacer como familiar, es asumir que esa persona es alcohólica. Te invito a que rompas con todos esos estereotipos que no ayudan en nada en esta enfermedad y que entiendas que no es fácil para tu ser querido aceptar que su vida ya se le salió de las manos.
El alcoholismo agudo sucede cuando hay una cantidad excesiva de alcohol en el torrente sanguíneo. De ahí que los efectos que presenta el adicto son muy impredecibles. Esto porque su mentalidad se ve gravemente afectada. Así que su comportamiento deja mucho que desear. Es posible que tenga cambios de ánimo bruscos, no haya cordura en su conversación, se le dificulta expresar las palabras y no pueda coordinar bien sus movimientos.
La desintoxicación es dura
Aunque, parece que lo mejor es sacar de ese vicio al alcohólico de un momento a otro, la realidad es lo peor que puedes hacer, porque sería enfrentarse a una abstinencia muy dura, sobre todo, si el consumo de alcohol ha sido muy intenso. Como especialista en adicciones, te digo que lo mejor es suspender su consumo poco a poco. De hecho, es indispensable realizar pruebas médicas y analizar su historial clínico antes de quitarle el alcohol, porque las consecuencias son fuertes.
Durante este período, el paciente tendrá dificultad para dormir, alucinaciones, ansiedad, estará doblemente agitado que habitualmente, el corazón se acelera y los temblores en las manos son un hecho. Hay casos en los que el paciente convulsiona durante la desintoxicación, de ahí la importancia de que siempre esté presente la atención médica.
Cómo saber si es tiempo de consultar a un especialista
Si estás aquí porque te preocupa alguien más, es porque claramente ya has visto algunas señales de las que te mencioné. Sin embargo, si tú dudas de que tu consumo de alcohol ya es excesivo, entonces es tiempo de que también pidas ayuda. El primer paso es consultar con un profesional en salud mental, con nosotros puedes aclarar todas tus dudas y la manera en la que combatimos la enfermedad. Particularmente, me gusta guiar a mis pacientes a través del método Minnesota, un programa de doce pasos guiada por especialistas para alcanzar la abstinencia lo menos caótica posible.

Abuso de alcohol
Cómo combatir el alcoholismo con el método Minnesota
Este tratamiento tiene como objetivo combatir las adicciones, de hecho, sus inicios fueron para acabar con el alcoholismo y conforme ha avanzado el tiempo ha tenido buenos resultados en otro tipo de enfermedades. El modelo Minnesota hace hincapié en que no hay que tratar al paciente como alguien rechazado, no se trata de juzgar, se busca encontrar un alivio. Así que, lo primero que se le deja claro es que no es su culpa, está enfermo y necesita ayuda para salir de ahí.
Cabe destacar, que se considera un tratamiento intensivo, pero no agresivo. Esto porque se lleva a cabo en un período de tiempo corto. No es milagroso, pero al seguirlo de manera estructurada el paciente puede cambiar drásticamente su vida, volviendo a sus actividades cotidianas. Son muchos los especialistas que confían en los famosos doce pasos para superar la adicción al alcohol.
Las convicciones del Método Minnesota
Este modelo prácticamente toma al adicto de la mano y le brinda la tranquilidad que hace mucho tiempo perdió. Es decir, lo trata como un enfermo, dándole un trato digno y con un seguimiento continuo. El paciente merece respeto y atención personalizada para poder evaluar lo mucho o poco que haya avanzado.
Una vez que el caso del enfermo ha sido analizado meticulosamente, es decir, después de realizar las pruebas clínicas y psicológicas, entonces se le puede incluir en los grupos para hablar sobre los doce pasos. Estos grupos están conformados por más enfermos, que comparten sus historias y problemas para crear conciencia de lo mucho que daña el consumo de alcohol.
Desde luego, se requiere un triángulo forzoso: el paciente, sus familiares y el tratamiento Minnesota. Lo peor que puedes hacer como familiar de un enfermo luchando contra el alcoholismo es dejarlo a su suerte. Va a salir adelante, porque también dentro del programa forma lazos simbólicos, pero será más difícil. Lo mejor es que su red de apoyo esté presente.
Cómo funciona el método Minnesota
Este modelo se basa en la implementación de varias disciplinas con un enfoque integral, para combatir todas las afecciones mentales y físicas que puede presentar el paciente. Este programa se conoce como Doce pasos de Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos. Hay quienes lo conocen como la experiencia Minnesota, una filosofía que en su momento causó gran conmoción porque su principal idea siempre fue no estigmatizar al enfermo.
No se trata de internar al paciente y dejarlo que lidie con su adicción solo, de hecho, muchas veces no es necesario que sea ingresado a un centro. Se puede tratar su enfermedad de manera ambulatoria. Esto quiere decir que puede seguir en algunas de sus actividades diarias, no se trata de alejarlo por completo de su mundo. Al contrario, se tiene la intención de que pueda reintegrarse poco a poco a lo que ya perdió.
Un poder superior
El modelo Minnesota confía en los procesos terapéuticos, esa es la razón por la que trabaja en fortalecer la autoestima del paciente. Él debe entender que la dependencia hacia el alcohol está manipulando su existencia y la única manera de construir una mejor versión es a través del crecimiento espiritual. Es importante resaltar este punto porque no se trata de un método religioso. Se respeta las creencias de cada paciente, que crea en un poder superior, es pieza clave para obtener resultados positivos.
No se trata de meterle ideas ni mucho menos, simplemente, trabajar en ser un mejor amigo, familiar, pareja, compañero de trabajo, un individuo más de esta sociedad. Sin embargo, no es un cambio temporal, el objetivo es que se pueda reintegrar de manera permanente. Por supuesto, la abstinencia completa del alcohol no es fácil, pero sí posible.
La enfermedad del autoengaño
Definitivamente, el consumo de alcohol es un autoengaño, porque una vez que la persona se vuelve dependiente, justifica su adicción con tal de no reconocer el problema. El hecho de que sea una bebida tan accesible lo vuelve todavía más complicado, porque no es algo que muchas personas no hagan, al contrario, socialmente beber es aceptable. Sin embargo, esconder la enfermedad en fiestas y reuniones no es nada saludable. El adicto busca ese tipo de gente para estar más cerca de su vicio.
Tratamiento ambulatorio
Por ningún motivo, se puede generalizar respecto al tratamiento más efectivo para acabar con la adicción al alcohol. Se requiere hacer una evaluación al paciente para determinar la terapia más adecuada. Por ejemplo, está la línea cognitivo-conductual, la cual permite indagar en las emociones del paciente, poder determinar si está escondiendo sus miedos e inseguridades en la bebida. También se analiza la capacidad que tiene para modular momentos de estrés.
Mientras que la terapia motivacional se encarga de construir buenos hábitos en el paciente. Es decir, se pone la situación sobre la balanza y luego se determinan los pros y contras de la misma. El adicto requiere estructura en su vida, una rutina le puede ayudar a mantenerse alejado de la situación e igualmente se establecen técnicas para fortalecer su determinación.
La familia es la principal red de apoyo
Por su parte, la terapia familiar tiene grandes resultados, pues esta motiva a los seres queridos del enfermo a integrarse en el proceso de depuración. Se busca que el paciente pueda hablar con quienes ha lastimado y les pida perdón. Así como establecer soluciones, el error ya está hecho, la pregunta es: ¿Cómo puede evitar que sus acciones sigan afectando a la gente que quiere? Estas dinámicas ayudan a que el adicto pueda mejorar sus relaciones familiares.
Finalmente, pero no menos importantes, están las terapias individuales, aunque el paciente se involucra en otros grupos de apoyo, no significa que no se siga su avance o retroceso, de manera particular. El terapeuta establece consejos y metas a corto plazo para que el adicto se aleje del alcohol.
Un día a la vez, la recaída es una posibilidad
Como especialista en adicciones, jamás me atrevería a decir que existe un método con el que el paciente no vuelva a ser presa del alcohol. Superarlo es algo constante, como dicen por ahí, un día a la vez. Sin embargo, el hecho de que el enfermo vuelva a beber, no debe considerarse como algo fatal, caer en la tentación muchas veces sirve para tocar fondo y volver a empezar. El proceso de rehabilitación no es lineal, se trata de subidas y bajadas muy drásticas. Es decir, la persona dependiente del alcohol no sólo presenta cambios físicos sino también emocionales.
Puede ser alcohólico si…
Como conclusión, voy a resumirte las posibles razones que indican que una persona es víctima del alcohol:
- Tiene una necesidad urgente de conseguir alcohol, lo hace compulsivamente, es de ley que beba todos los días o cada fin de semana. Además, su comportamiento es completamente distinto a cuando está sobrio.
- Es posible que lo esté incluyendo en sus comidas, como algo normal, un par de copas que no le hacen daño a nadie, pero necesarias para sentirse bien.
- No le es suficiente, si esa persona antes se conformaba con cierta cantidad de alcohol, pero ahora está rompiendo con sus propios límites. Quiere más y más.
- Sus prioridades pasaron a segundo término, es decir, el trabajo, la casa, su familia, su pareja, ya no le interesan como antes. Se ha vuelto más irresponsable e indiferente. Ahora, tiene justificaciones absurdas para todo y su falta de compromiso es evidente.
Entre tanto, el cuerpo habla lo que la boca calla. Una persona que está abusando del alcohol suele presentar algunos síntomas físicos. Tal es el caso de temblores, sudoración, cambios en sus hábitos higiénicos y alimenticios.
Finalmente, los cambios de conducta y las alteraciones emocionales son un hecho. Un alcohólico suele aislarse, no tiene ganas de convivir, cualquier cosa lo pone irritable o puede que le provoque el efecto contrario, se pone más hiperactivo. Hay que prestar atención a esos gritos desesperados que sólo demuestran que se siente culpable, por eso miente, por eso se enoja por todo. El alcohólico levanta un muro porque está asustado, en el fondo ya se dio cuenta de que no puede más, pero no sabe cómo salir de ahí.
Hoy, te digo a ti que quieres ayudar a tu ser querido, no estás solo. Pero también te lo digo a ti, que tuviste la valentía de empezar a buscar información sobre tu enfermedad. ¡No estás solo!